Resolver situaciones en la vida cotidiana requiere cierto porcentaje de raciocinio y de creatividad. Es un facto, es decir, se necesita inteligencia en situación.
El teatro, por su parte, emula, con la improvisación, por ejemplo, esta necesidad, por lo que desarrollaría la inteligencia en situación, dependiendo además, del papel que se adopte. Es, así mismo, una herramienta válida para desarrollar la inteligencia emocional descrita por el Sr. Daniel Goleman en 1.995, o las llamadas inteligencias múltiples, concepto desarrollado por el Sr Howard Gardner en 1.983 en la Universidad de Hardvard.
En 1.920, el psicólogo y pedagogo Edward Thorndike definió el concepto de inteligencia social como “la habilidad para comprender y
dirigir a otros y actuar sabiamente”. Acotó, además, otras dos formas de inteligencia: la abstracta, con la que orientarnos y comprender el mundo de las ideas, y la mecánica, con la que comprender el mundo de los objetos. Podría afirmarse que estos tres tipos de inteligencia se emplean en la actuación teatral.
Por otro lado, añadir que Howard Gardner propuso en 1.983 en su “Frames of mind” que cada ser humano” tiene una manera de ser inteligente y que, la inteligencia, es una construcción social”. Describió, así mismo, ocho tipos de inteligencia. Aplicando esta teoría al tema que nos ocupa, podemos observar que todas ellas estarían relacionadas con el teatro:
- Inteligencia verbal- lingüística, o la capacidad de utilizar la palabra escrita o hablada.
- Inteligencia lógico matemática, que se ocupa de la lógica y el pensamiento abstracto.
- Inteligencia visual- espacial, la cuál percibiría con precisión para orientarnos adecuadamente.
- Inteligencia kinestésica, por la que utilizaríamos el cuerpo asumiendo ideas y conceptos que el cuerpo comunica.
- Inteligencia musical- rítmica, por la que percibiríamos, reconoceríamos y discriminaríamos el mundo sonoro, y elaboraríamos respuestas musicales.
- Inteligencia interpersonal, por la que tendríamos la capacidad de entendernos con las demás personas y podríamos relacionarnos e interactuar con ellas de manera eficaz, teniendo en cuenta sus sentimientos, tratándolas en consecuencia.
- Inteligencia intrapersonal, por la que cada ser humano tendría conciencia de sí mismo, de sus capacidades, limitaciones, deseos, valores etcétera, y podría autoregularse autointerpretándose y reconociendo su propia conducta. Incluiría la autodisciplina, la auto comprensión y la autoestima.
- Inteligencia naturista- ambiental, a través de la que observaríamos el entorno, reconoceríamos las relaciones y los valores de la naturaleza y nos ubicaríamos dentro de ella.
Añadir que en 1.990, los psicólogos Peter Salovey y John Mayer definieron la inteligencia emocional como “un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propias y de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar la información para guiar nuestro pensamiento y acciones”. Podemos deducir, por obvio, que este tipo de inteligencia es también implementada por el teatro, puesto que su práctica implica pensamientos, emociones y acciones, todo ello necesario en dicha actividad.
Por último, y referido de nuevo a la inteligencia emocional, apuntar que en la década de los años 80, el filósofo, pedagogo,
antropólogo, psicoanalista y teólogo Bert Hellinger, estudió y analizó este tipo de inteligencia, a través de la cuál, un individuo crea identificaciones con los integrantes de su familia, estén los mismos presentes o no. Sin profundizar en sus investigaciones, simplemente reseñar que con la herramienta del teatro, y de un modo lúdico, esos roles y arquetipos adquiridos por los niños de manera inconsciente pueden verse liberados por completo.
Conclusiones a cerca del teatro y sus beneficios
-Entrena y promueve la relación del individuo con la vida real, puesto que el cerebro no distingue realidad de ficción a la hora de vivir o revivir situaciones, por lo que crea nuevas redes neuronales que servirían para resolver circunstancias desde diferentes aproximaciones.
-Implementa la acción, para transformar situaciones de manera creativa, y por ende, el estudiante se convierte en el sujeto activo o protagonista de su vida, en lugar de observarla de manera pasiva, desde la apatía adaptativa.
-Desarrolla la capacidad para resolver conflictos, entendidos estos como aquellas situaciones del entorno que se presentan ante el individuo, y que lo ayudarían a definirse como tal, desde la responsabilidad que esto supone. Es decir, acciones, reacciones y conclusiones a través de las cuáles alguien puede encontrar la autorreferencia.
-Implementa el pensamiento crítico, es decir, un pensamiento o una creación mental individual llevados a la práctica y compartidos con el equipo de trabajo teatral, pone de manifiesto diferentes espacios de pensamiento de todos los compañeros, de manera que se pueden observar diferentes puntos de vista, en una improvisación, por ejemplo, y desde ahí llegar a conclusiones propias y así, desprogramar el condicionamiento social.