Mónica Casas: un espíritu inquieto por el bienestar de las personas.
P.- Mónica, ¡queremos saber de ti! ¿Qué te trae a San Lorenzo de El Escorial?
R.- Un regreso a la infancia. Historia, naturaleza, equilibrio.
P.- Se te percibe como una mujer de grandes inquietudes: viviste en el extranjero, te formaste como profesora y ejerciste, pero, de repente, tu vida gira poniendo tu vista en los problemas de los demás, especialmente en los de los más pequeños. ¿Qué produjo ese giro?
R.- Una circunstancia de salud, que abocó en mirar hacia los orígenes, que no a los síntomas. A partir de ahí, años de investigación, análisis , contraste riguroso de la información, estudio, formación, voluntad para encontrar respuestas, y objetividad.
P.- A partir de entonces, sigues en constante formación ¿qué es lo que ves en esta sociedad que parezca que nunca es suficiente?
R.- Estamos transitando la deconstrucción de nuestra sociedad, y de sus cuatro pilares: economía, política, ciencia y religión. El lugar que cada cuál ocupa en el Mundo es connatural al ser humano, y esos pilares están obsoletos.
P.- Desde una visión adulta, y haciendo introspección, creo que todos alguna vez hemos vuelto la mirada atrás, a nuestra infancia, buscando la respuesta a nuestras frustraciones de adultos. ¿Qué se le puede aportar a un niño para prevenir esas frustraciones adultas?
R.- Hay una frase anónima, que reza: “el que escribe en el corazón de un niño, escribe para siempre”. Por tanto, autoestima, amor, respeto y referentes sanos.
P.- Como adultos, sin duda hay que mirar hacia el niño para ayudarle a crecer, pero, también es cierto que nuestra infancia nada tuvo que ver con la vida en la que están teniendo que desarrollar sus aptitudes y sus actitudes. ¿Hay forma alguna de ayudar a los padres que, en mi opinión, no lo tienen nada fácil?
R.- Compartirles la información y la formación existente, que es mucha, con criterio de selección, observación, adquisición y parámetros claros.
P.- Como especialistas ¿con qué herramientas contáis quienes os dedicáis al apoyo en el correctos desarrollo y crecimiento de los potenciales de cada niño?
R.- En mi caso, con el juego simbólico, la escritura creativa, y la reeducación escritural, tanto en inglés como en castellano, basándonos en la integración hemisférica, potenciando las facultades innatas de cada niño. Mi prioridad es encontrar el don de cada niño y potenciarlo.
P.- Tu practicas yoga, pilates, danza. Como adulta, sabes canalizar tu energía. ¿Cómo puede hacerlo un menor?
R.-Mi herramienta principal es la grafomotricidad, está presente en todo mi método, Belka, que tengo registrado desde hace siete años.
La grafo motricidad organiza lo que no está en coherencia con la esencia de cada persona, es decir, la neurofunción natural; expulsa aquello que no está alineado con lo que eres. Recordemos que portamos un 20% de personalidad y un 80% de conducta, lo que yo llamo “ sobre adaptación”.
P.- Hemos hablado de niños en sus más recientes comienzos. Pero hay un sector poblacional que, a mi modo de ver y sin ser experta en nada, veo difícil para ellos, para sus padres y para la sociedad en general. Hablo de la pre-adolescencia y la adolescencia. ¿Se les presta suficiente atención y ayuda? O, más difícil todavía, ¿cómo se les puede ayudar en estas edades?
R.- En una sociedad tan tecnológica, irónicamente, sufrimos de falta de tiempo. Nuestros niños, tengan la edad que tengan, necesitan tiempo de calidad, atención, escucha y dedicación. Esto requiere esfuerzo. Actualmente existen datos críticos a cerca de niños en edad pre-adolescente y adolescente que sufren “bullying”, depresión, ansiedad o condiciones de dificultad de aprendizaje. Esto, en algunos casos, se traduce en auto lesiones, e incluso intentos de suicidio. Así que, no sólo se les puede ayudar, sino que se les debe ayudar. Son los adultos del futuro.
Por último, me gustaría añadir una pregunta, dirigida a los papás: ¿ Sabes cuál es el don de tu hijo? ¿ Te gustaría potenciarlo? Yo, le ayudo a conseguir lo que promulgaba el poeta lírico Píndaro: “llega a ser, el que eres”.
Crónica de Abantos, nº5 Noviembre 2024